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ARENA SUELTA / Por Tayde González Arias / Negociaciones políticas

ARENA SUELTA


Por Tayde González Arias


Negociaciones políticas


Las rivalidades de los políticos que tiene la memoria más flaca que el ganado abandonado que vemos que acaban atropellados en las carreteras, han logrado que muchos ciudadanos que creen en ellos se lleguen a enfrenten en batallas campales que les han dejado heridos, amenazados y hasta muertos. Cuánta credibilidad puede tener esa pobre gente que se por amor a su partido o porque le paguen alguna cantidad de dinerito, hacen de grupos de golpe, y van y toman oficinas como recientemente ocurrió con las oficinas centrales del revolucionario institucional en la ciudad de México, es sin duda rayando en la ceguera y la inocencia arriesgas el pellejo, por los políticos que al final terminan negociando y dejan a un lado cualquier interés social por delicado o importante que éste sea.


La corrupción ha sido el arma de negociación más común en México desde hace muchos años, pues sólo así se puede entender, por ejemplo, la venta de teléfonos de México, las grandes construcciones y la adjudicación directa de grandes obras, que terminan siendo favores que tarde o temprano se pagan, y que a los únicos que tienen en medio es a los ciudadanos. Porque es cierto, así como en los casinos, “la casa nunca pierde”, también entre los políticos, ellas y ellos, nunca pierden del todo, y la mayoría antes de comenzar a ejercer sus nuevos cargos, ya están pensando en cómo reelegirse o cómo seguir con su carrera en ascenso.


Qué bonito fuera que la ciudadanía ejerciera verdaderamente la soberanía que en ella recae, para desechar a los que “no dan el ancho”, y reciclar o premiar a los que, sí saben gobernar, así como permitir la integración de nuevos rostros y mentes en los trabajos gubernamentales. Pero dado que la memoria es corta, que se olvidan pronto el agravio social, el saqueo, y el oportunismo, pues en todo el país lo que se sigue viendo es, a las mismas familias que se reparten alcaldías, diputaciones, senadurías y demás. Si actuáramos con la razón a cuestas, con la memoria histórica, ya nos hubiéramos librado de los mismos políticos de siempre, pues al no darles un solo voto, los enviaríamos al exilio político, si tan sólo demostráramos que no nos pueden comprar una dádiva cualquiera, la historia sería diferente.


Pero como la realidad es ésta, en la que otra vez estamos entre la línea de vivir o morir, de ver y callar para que no nos pase nada, de recibir la despensa para comer unos días, de que nos den una cobija de mala calidad o de las más baratas, para cubrirnos del frío, de votar por tal partido y candidato, aunque sea una o un parásito, para que no nos quiten la beca, el apoyo o los servicios que nos corresponden por ley. Pues ahí seguimos y seguiremos como corderos cuidados por un perro que tiene más valor y más valentía para enfrentarse al lobo, que muchos de nosotros.


¿Con qué cara andarán por la vida esos que juraban jamás verse entre amarillos, azules y rojos?, no creo que, con mucha pena, es más si les toco ganar, muy contentos quiera pensar por poder sacar adelante y con políticas publicas efectivas, de la pobreza y la inseguridad a su gente. Aunque otros, los menos, los de principios y quienes fundaron las instituciones políticas deben estar retorciéndose en sus tumbas.


Aquellas y aquellos que han brincado de partido en partido y no han hecho nada en ninguno de ellos más que dirigirse en medio del lodo como las y los más diestros negociantes, seguirán viviendo del dinero del pueblo, pero la historia les recordará como grises y con una vida vana de principios y poca cordura, y si acaso vienen a la mente de algún incauto, será con menosprecio y así, de ese modo a sus hijos se les seguirá señalando.


Si usted es de los que dejo de hablarle a alguien por no andar con su candidato, si se hizo de palabras o golpes por política, le invito a que vuelva a la tierra, y que sepa que no tendrá otra vida para tratar de ser civilizado, y si siendo más peor, como se dice, y creó perfiles falsos para atacar a los seres humanos que no piensan como usted, pero también sienten, desde luego si es que ha perdido la sensación del sentir, discúlpese con la vida pues aunque crea que hace cosas tras de una máscara, nadie se va de ésta vida sin pagar sus malas acciones, ni sin que se le reconozca por lo bueno. Pero si con todo y lo malo que puede ser sigue sintiéndose bien, quemando a la gente buena o mala o como sea que a usted no le toca ni le corresponde juzgar, vaya dándose cuenta que sus acciones abonan a la descomposición social y la podredumbre entre la que habitamos.


Total, en México así es de fácil la vida, quien trabaja come, quien labora y ahorra se hace de lo suyo, los que con mañas e ilegalidades pronto se hacen ricos, pronto les dura el gusto de vivir.



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