CALIDAD DE VIDA PARA MUJERES CON CÁNCER CÉRVICO UTERINO Por: L. P., y M. A. Josefina Morales Zaragoz
CALIDAD DE VIDA PARA MUJERES
CON CÁNCER CÉRVICO UTERINO
Por: L. P., y M. A. Josefina Morales Zaragoza
El cáncer cérvico uterino desde 2006, se posicionó como la segunda causa de muerte de las mujeres en México, es decir, una de cada diez murió debido a esta enfermedad, de acuerdo a datos proporcionados por la Secretaría de Salud.
La ciencia y la tecnología al servicio de la salud han buscado como predecir el padecimiento, de parecida forma a los laboratorios caseros para predecir el embarazo, de inicio sin ayuda de un ginecólogo y con resultados casi inmediatos, con un costo accesible y que nos ayude a detectarlo cuando apenas comienza y tener un porcentaje más alto en prevención de muertes femeninas.
Para las mujeres que han sido sometidas a pruebas de Papanicolau, así como a biopsias para diagnostico preciso de padecimientos como el cáncer cervicouterino, tienen en su experiencia dos constantes: ambas las incomodan y apenan, y por lo cual se abstienen lo más posible a someterse a estos procedimientos que pueden salvar su vida.
Claro que el miedo surge, cuando nuestro organismo ya ha iniciado a avisarnos, esos dolores y sangrados fuera de periodo, de manera constante y que, por cuestiones culturales, de machismo y de ignorancia, nos dejan para el último.
La población femenina más afectada es de los 20 a los 44 años. Es importante considerar todo el tiempo, fortalecer el conocimiento de la enfermedad y el consecuente cuidado que debe tenerse de su organismo, atendiendo los monitoreos de rutina como el Papanicolau, y los dolores y sangrados fuera de periodo, que de manera recurrente se presenten en nuestro organismo para que podamos vivir libres de enfermedad y en caso de detectarle, atenderse para asegurar su calidad de vida.
Cuando el cáncer cervicouterino está presente, debemos considerar que además de daño que hay en nuestro organismo, también hay un daño psicológico. Las emociones tienen altibajos, la seguridad del ser humano mujer, se ve trastocado al saberse vulnerable a una enfermedad que no desea, que no deseaba y que ahora la habita.
Los seres humanos que la rodean, deben generar una red de bienestar, pero no irreal. Debe crearse conciencia de la importancia de seguir un tratamiento médico al mismo tiempo un acompañamiento emocional, con apoyo psicológico y humanizante.
Si la mujer tiene pareja, será muy importante la reacción y apoyo que le brinde. La radioterapia al ser un tratamiento localizado produce alteraciones físicas que repercuten en la sexualidad, en cambio la cirugía afecta mayormente el aspecto psicológico, así que en ambos casos la mujer se encuentra muy sensible al trato que se le brinda, con palabras y acciones provenientes de otros seres humanos de su primer círculo.
La calidad de vida, que podamos generar será de vital importancia para un mejor fluir y vivir durante los estudios de laboratorio, las terapias que se establezcan en función de la fortaleza física y emocional que presente la paciente.
Actualmente los temas relacionados con cáncer cervicouterino son reconocidos como factores determinantes en el costo beneficio del tratamiento en pacientes con cáncer. La tasa de pacientes libres de enfermedad ha ido en aumento dada la detección temprana y la efectividad y disponibilidad de los tratamientos actuales. Esto significa un aumento en la cantidad de años de vida, sin embargo, muchas veces existe un deterioro en su calidad de vida, por el nivel de afectación y el tratamiento.
La Organización Mundial de la Salud define calidad de vida, como "la percepción del individuo de su posición en la vida en el contexto de la cultura y sistemas de valores en los que vive y en relación con sus objetivos, expectativas, estándares y preocupaciones".
El aspecto físico es la dimensión más evaluada por el equipo de salud, y se constatan que las preocupaciones psicológicas en mujeres con cáncer cervicouterino pueden persistir durante los dos primeros años posteriores al tratamiento; en cambio las preocupaciones por los síntomas físicos no sobrepasan los tres meses post tratamiento.
En la dimensión sexual al ser el cáncer cervicouterino, un cáncer ginecológico, resulta muy evidente en que el aspecto sexual sea afectado de acuerdo al tipo de tratamiento utilizado. El reinicio de la actividad sexual tras haber recibido el tratamiento, es recordado como un evento psicológicamente especial. Se expresa miedo y temor en las consultas médicas, al sentirse inseguras, sobre todo en parejas con mala comunicación, al no poder dialogar de forma directa y abierta sobre las dificultades que encuentran las mujeres para reiniciar su vida sexual después de un tratamiento.
Los compañeros de estas mujeres expresan por su parte que se sienten también temerosos al no desear causarle dolor o daño físico; ese cuidado que ellos no expresan, muchas mujeres lo interpretan como desinterés o rechazo hacia ellas como mujeres, por lo cual el acompañamiento psicológico es muy importante, para lograr que no se sientan deprimidas, con baja autoestima y muy afligidas emocionalmente.
El diagnóstico temprano y la efectividad del tratamiento contribuyen a que estén en promedio más años libres de enfermedad, lo que hace que vivan más tiempo y sobre todo la aceptación inicial del diagnóstico de cáncer, su tratamiento y los posibles efectos secundarios son un componente importante para las habilidades de resistencia, ya que una actitud realista, determinante y una participación activa en el proceso de tratamiento permitirá, a algunas pacientes, enfrentar el diagnóstico, los procedimientos y los efectos secundarios con menor estrés.
El apoyo social, el estrés general, el bienestar familiar, la vida sexual y de pareja y los síntomas físicos asociados al tratamiento son pensamientos recurrentes de preocupación constante por su enfermedad, las pacientes refirieren depresión y preocupación al término del tratamiento y a los tres meses siguientes; la situación bajó a niveles normales posterior a los seis meses. El chequeo médico posterior al tratamiento refiere preocupación, y también responsabilidad sobre su enfermedad.
Es importante identificar factores de riesgo que pueden llegar a deteriorar la calidad de vida en mujeres con cáncer cervicouterino, para así poder trabajar en conjunto con un equipo multidisciplinario y reducir al máximo las secuelas sexuales, psicológicas, sociales y físicas que puede dejar esta enfermedad.
El factor de riesgo más importante del cáncer de cuello uterino es la infección por el virus del papiloma humano (VPH). Algunos de ellos causan un tipo de crecimiento llamado papiloma, lo que se conoce más comúnmente como verrugas.
Otro factor de riesgo es el Tabaquismo, tanto el fumador como los seres humanos que le rodean están expuestos a muchas sustancias químicas cancerígenas que afectan a otros órganos, además de los pulmones.
Un sistema inmunitario debilitado, es otro factor de riesgo ya que el sistema inmunitario es importante para destruir las células cancerosas, así como para retardar su crecimiento y extensión.
La clamidia es otro factor de riesgo, es una clase relativamente común de bacteria que puede infectar el sistema reproductor. Se transmite mediante el contacto sexual. Las mujeres cuyos resultados de análisis de sangre y mucosidad del cuello uterino muestran evidencia de una infección pasada o actual con clamidia tienen mayor riesgo de padecer cáncer de cuello uterino.
Otros factores de riesgo, son la mala alimentación con pocas frutas y verduras, tener sobrepeso, uso prolongado de anticonceptivos orales, ya que las investigaciones sugieren que el riesgo de cáncer de cuello uterino aumenta mientras más tiempo una mujer tome las píldoras, pero el riesgo se reduce nuevamente después de suspender las píldoras.
Otro factor de riesgo en las mujeres que han tenido tres o más embarazos a término (completos) tienen un riesgo aumentado de padecer cáncer de cuello uterino. Tener menos de 17 años en el primer embarazo a término, las mujeres que tuvieron su primer embarazo a término a la edad de 17 años o menos son casi dos veces más propensas a llegar a tener cáncer de cuello uterino posteriormente en la vida, que las que tuvieron su primer embarazo a los 25 años o después.
Por último, tener antecedentes familiares de cáncer de cuello uterino. Si su madre o hermana tuvieron cáncer de cuello uterino, sus probabilidades de padecer esta enfermedad aumentan en comparación a si nadie en la familia lo hubiera padecido. Algunos investigadores sospechan que algunos casos de esta tendencia familiar son causados por una condición hereditaria que hace que algunas mujeres sean menos capaces de luchar contra la infección por VPH que otras.
Crea conciencia, amarte es cuidarte, inicia hoy. Josefina Morales Zaragoza.
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